ATENCIÓN PUEBLO PPD !!!
Ha llegado artículo de Emir Sader (Brasil)
Fuente: www.altercom.org
El "mercado" retribuye generosamente a los que reniegan de los principios en los que un día creyeron.
Guía para ser ex izquierdista
Sirve para aquellos que aceptaron las famosas «propuestas irrecusables» y asumieron cargos de jefe en grandes publicaciones de un medio monopolista o en alguna gran empresa privada, que exigen silencio o declaraciones adaptadas a los intereses de los «patrones» (olvidándose de que no existen «propuestas irrecusables» sino espinazos excesivamente flexibles).
No serían casos aislados, finalmente las redacciones de esos órganos de medios privados están llenas de ex comunistas, ex trotskistas y ex izquierdistas en general, «arrepentidos» o sencillamente «convertidos» y que se pasan toda la vida – como ciertos «intelectuales» de las universidades, que ganan a cambio amplios espacios en las grandes empresas – diciendo que ya no somos lo que éramos, «limpiándose» a ojos de la burguesía de sus «pecadillos de juventud».
Es indispensable la referencia a que «se es imbécil a los 20 si no se es radical, se es imbécil a los 40 si sigues siéndolo», o alguna alusión a lo de pasar «de incendiario a los 20 a bombero a los 40», dejando en el aire la afirmación de que se tuvo una juventud agitada antes de llegar a la edad de la razón.
Un buen comienzo puede ser decir que «el socialismo fracasó», que «está decepcionado con la izquierda», «que son todos iguales». Ya estará en condiciones de decir que «ya no hay ni derechas ni izquierdas», que algunos que se dicen de izquierdas en realidad son una «nueva derecha», son peores que la derecha y que por lo tanto es mejor ser equidistante. Del escepticismo se pasa fácilmente al cinismo de «votar a la derecha asumida» para derrotar a la «derecha disfrazada».
Otra modo es criticar vehementemente a Stalin, después de decir que fue igual que Hitler –«los dos totalitarismos»–, afirmar que apenas aplicó las ideas de Lenin, para decir finalmente que los orígenes del «totalitarismo» ya estaban en la obra de Marx. Decir que Weber tiene mayor capacidad explicativa que Marx, que Raymond Aron tenía razón frente a Sartre. Que el marxismo es reductor, que sólo tiene en contra la economía, que su reduccionismo es la base del «totalitarismo» soviético. Que no ha lugar para «subjetividad», que redujo todo a una contradicción capital–trabajo sin tener en cuenta las «nuevas subjetividades», advenidas de las contradicciones del género, de la etnia, del medio ambiente, etc.
No hablar de Fidel sin utilizar previamente «dictador» y llamarlo Castro en lugar de Fidel. Descalificar a Hugo Chávez como «populista» y a su vez como «nacionalista», dándole a todo esto una connotación de «fanatismo», «fundamentalismo». Concentrar la atención en América Latina sobre Bolivia y Venezuela como países «problemáticos», «inestables», sin mencionar siquiera a Colombia. Siempre que se hable de la ampliación de la democracia en el continente, añádase «excepto Cuba». No hablar nunca del bloqueo usamericano a Cuba, sino siempre de la «transición» –dejando siempre suponer que en algún momento transitarán hacia las «democracias» que andan por aquí.
Decir que América Latina «no existe», son países sin unidad interna –pronunciar ’cucarachos’ de forma bien despectiva. Que nuestra política externa ha de tener miras más altas, relacionarse con las grandes potencias y tratar de ser una de ellas, en lugar de seguir conviviendo con países de la región y los del sur del mundo – Sudáfrica, India, China, etc.
Pronunciarse en contra de las cuotas en las universidades, diciendo que introducen el racismo en una sociedad organizada en torno a una «democracia social» –será bienvenida una citación de Gilberto Freire y el silencio sobre Florestan Fernandes–, que lo más importante es la igualdad ante la ley y la mejora gradual de la enseñanza básica y media para que todos tengan finalmente –a saber cuándo, pero es preciso ser paciente– acceso a las universidades públicas. Decir, siempre, que el principal problema de Brasil y del mundo es la educación. Que hay trabajo, que existen posibilidades, pero que falta cualificación de la mano de obra. Que lo fundamental no son los derechos, sino las oportunidades –hablar de la sociedad usamericana como la más «abierta».
Descalificar siempre al Estado, como ineficaz, burocrático, corrupto y corruptor, en contraposición a la «economía privada», al «mercado», con su dinamismo, su capacidad de innovación tecnológica. Exaltar las privatizaciones de la telefonía –«antes nadie tenía teléfono, ahora cualquier pobre diablo en la calle va con un celular»– y la de la compañía Vale do Rio Doce, callar sobre el éxito de la Petrobras o afirmar que «imagina si se hubiera convertido en Petrobrax, ¡sería mucho mejor!».
Así pues, existen numerosos motivos para el que haya decidido dejar de ser de izquierdas –bastaría lo de «la caridad bien entendida empieza por uno mismo»– e intentar ganarse la vida de espaldas al mundo y para beneficio propio. El «mercado» retribuye generosamente a los que reniegan de los principios en los que un día creyeron.
Pero es mucho más fácil ser de izquierda.
No son necesarios pretextos, bastan las razones sobre lo que es este mundo y lo que puede ser otro mundo posible.
Emir Sader :
Professor da Universidade de São Paulo (USP) e
da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Uerj),
é coordenador do Laboratório de Políticas Públicas da Uerj e autor,
entre outros, de “A vingança da História".
PUEBLO PPD ...
¿Somos de Izquierda? :
Ha llegado artículo de Emir Sader (Brasil)
Fuente: www.altercom.org
El "mercado" retribuye generosamente a los que reniegan de los principios en los que un día creyeron.
Guía para ser ex izquierdista
Sirve para aquellos que aceptaron las famosas «propuestas irrecusables» y asumieron cargos de jefe en grandes publicaciones de un medio monopolista o en alguna gran empresa privada, que exigen silencio o declaraciones adaptadas a los intereses de los «patrones» (olvidándose de que no existen «propuestas irrecusables» sino espinazos excesivamente flexibles).
No serían casos aislados, finalmente las redacciones de esos órganos de medios privados están llenas de ex comunistas, ex trotskistas y ex izquierdistas en general, «arrepentidos» o sencillamente «convertidos» y que se pasan toda la vida – como ciertos «intelectuales» de las universidades, que ganan a cambio amplios espacios en las grandes empresas – diciendo que ya no somos lo que éramos, «limpiándose» a ojos de la burguesía de sus «pecadillos de juventud».
Es indispensable la referencia a que «se es imbécil a los 20 si no se es radical, se es imbécil a los 40 si sigues siéndolo», o alguna alusión a lo de pasar «de incendiario a los 20 a bombero a los 40», dejando en el aire la afirmación de que se tuvo una juventud agitada antes de llegar a la edad de la razón.
Un buen comienzo puede ser decir que «el socialismo fracasó», que «está decepcionado con la izquierda», «que son todos iguales». Ya estará en condiciones de decir que «ya no hay ni derechas ni izquierdas», que algunos que se dicen de izquierdas en realidad son una «nueva derecha», son peores que la derecha y que por lo tanto es mejor ser equidistante. Del escepticismo se pasa fácilmente al cinismo de «votar a la derecha asumida» para derrotar a la «derecha disfrazada».
Otra modo es criticar vehementemente a Stalin, después de decir que fue igual que Hitler –«los dos totalitarismos»–, afirmar que apenas aplicó las ideas de Lenin, para decir finalmente que los orígenes del «totalitarismo» ya estaban en la obra de Marx. Decir que Weber tiene mayor capacidad explicativa que Marx, que Raymond Aron tenía razón frente a Sartre. Que el marxismo es reductor, que sólo tiene en contra la economía, que su reduccionismo es la base del «totalitarismo» soviético. Que no ha lugar para «subjetividad», que redujo todo a una contradicción capital–trabajo sin tener en cuenta las «nuevas subjetividades», advenidas de las contradicciones del género, de la etnia, del medio ambiente, etc.
No hablar de Fidel sin utilizar previamente «dictador» y llamarlo Castro en lugar de Fidel. Descalificar a Hugo Chávez como «populista» y a su vez como «nacionalista», dándole a todo esto una connotación de «fanatismo», «fundamentalismo». Concentrar la atención en América Latina sobre Bolivia y Venezuela como países «problemáticos», «inestables», sin mencionar siquiera a Colombia. Siempre que se hable de la ampliación de la democracia en el continente, añádase «excepto Cuba». No hablar nunca del bloqueo usamericano a Cuba, sino siempre de la «transición» –dejando siempre suponer que en algún momento transitarán hacia las «democracias» que andan por aquí.
Decir que América Latina «no existe», son países sin unidad interna –pronunciar ’cucarachos’ de forma bien despectiva. Que nuestra política externa ha de tener miras más altas, relacionarse con las grandes potencias y tratar de ser una de ellas, en lugar de seguir conviviendo con países de la región y los del sur del mundo – Sudáfrica, India, China, etc.
Pronunciarse en contra de las cuotas en las universidades, diciendo que introducen el racismo en una sociedad organizada en torno a una «democracia social» –será bienvenida una citación de Gilberto Freire y el silencio sobre Florestan Fernandes–, que lo más importante es la igualdad ante la ley y la mejora gradual de la enseñanza básica y media para que todos tengan finalmente –a saber cuándo, pero es preciso ser paciente– acceso a las universidades públicas. Decir, siempre, que el principal problema de Brasil y del mundo es la educación. Que hay trabajo, que existen posibilidades, pero que falta cualificación de la mano de obra. Que lo fundamental no son los derechos, sino las oportunidades –hablar de la sociedad usamericana como la más «abierta».
Descalificar siempre al Estado, como ineficaz, burocrático, corrupto y corruptor, en contraposición a la «economía privada», al «mercado», con su dinamismo, su capacidad de innovación tecnológica. Exaltar las privatizaciones de la telefonía –«antes nadie tenía teléfono, ahora cualquier pobre diablo en la calle va con un celular»– y la de la compañía Vale do Rio Doce, callar sobre el éxito de la Petrobras o afirmar que «imagina si se hubiera convertido en Petrobrax, ¡sería mucho mejor!».
Así pues, existen numerosos motivos para el que haya decidido dejar de ser de izquierdas –bastaría lo de «la caridad bien entendida empieza por uno mismo»– e intentar ganarse la vida de espaldas al mundo y para beneficio propio. El «mercado» retribuye generosamente a los que reniegan de los principios en los que un día creyeron.
Pero es mucho más fácil ser de izquierda.
No son necesarios pretextos, bastan las razones sobre lo que es este mundo y lo que puede ser otro mundo posible.
Emir Sader :
Professor da Universidade de São Paulo (USP) e
da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Uerj),
é coordenador do Laboratório de Políticas Públicas da Uerj e autor,
entre outros, de “A vingança da História".
PUEBLO PPD ...
¿Somos de Izquierda? :
6 Comments:
¿Será que Flores, Schaulsohn y Valenzuela reniegan su pasado de izquierda?
Quizás por eso crean Chile Primero, pues según sus propias palabras, este Movimiento (Partido) invita a todos independientemente de haber apoyado el Si o el No.
Si alguien tiene respuesta...
Yo soy de Izquierda... tú eres de Izquierda... El es de Izquierda...
Nosotros somos.......
Honestamente, creo que seguir planteándose viejos anatemas para estas nuevas
realidades es casi una ociosidad. Tal vez la pregunta correcta sería la
siguiente:
¿Es posible ser de Izquierda en la actualidad y conjugar con exito el viejo
y legitimo anhelo de justicia y equidad, con gobernabilidad real ? o ¿Ser
de "Izquierda" es sólo aquel que vive por y para la confrontación
permanente?
Dependiendo lo que se responda a las interrogantes anteriores, veremos al
prototipo de "militante de Izqueirda" que tenemos ante si. O dicho de otra
manera:
Para algunos ser de izquierda es apenas una cuestión instrumental. Es decir,
pueden sin rubor alguno, "entender" todas y cada una de las permanente
violaciones a los derechos humanos que se comenten en la hermana República
de Cuba desde hace 48 años, pero se desviven por "defender" a los
ecosistemas en peligro en las riveras del lago Victoria en Entebe. Sólo por
citar dos ejemplos "asimetricos" tan típicos de los políticos "de Izquierda.
Lo importante, mis fraternos Compañeros y Compañeras del PPD es ver cómo
todos nosotros, los "de izquierda" o los de "centro-izquierda (cuestión de
semántica, a mi modo de ver), le abrimos una brecha importante a estas
actuales autoridades nuestras (quienes en mayor o menor cuantía ya dieron
hace rato lo mejor de sí, y su hora de haber dado un paso al costado los
sigue esperando), para retomar las riendas del futuro hoy.
Aqui lo que debe importar es QUÉ CRESTA HACEMOS TODOS JUNTOS para que los
actuales Barones del PPD abran (ya no en el discurso) las puertas y ventanas
de nuestra maltratada y menoscabada organización, y dejan que nuevas caras,
nuevos espíritus y muevas voluntades asuman los retos de hoy y de mañana.
Eso es los que hay que procurar. El resto es perder tiempo valioso para
nosotros todos, y segur dándoles ventajas a los autores y corresponsables
del deterioro del PPD y de su capital político.
Por lo tanto sólo una cosa hace falta para ello, mis estimados Compañeras y
Compañeros... si no terminamos de una vez y para siempre con las miopias
propias y ajenas que nos inundan el camino, tampoco será posible reflotar a
este PPD malherido y tambaleante que nos están heredando la actual
Nomenklatura del partido.
Son tiempos de cambio, es cierto, pero esos cambios requeiren una
orientación y un destino distinto a lo que hemos visto hasta hoy. Pero sobre
todo requerimos de nuevos protagonistas (incluso al lado de los viejos
actores de la política partidista), actores de recambio que puedan actuar al
lado de los "consagrados" pero con la mira en el reemplazo necesario que las
bases del partido les venimos pidiendo a nuestras viejas autoridades de
todas las maneras posibles, pero que parecen no escuchar, o escuchar hasta
donde les conviene.
Insisto entonces, que el viejo y desgastado dilema del ser o no de izquierda
es una trampa en la que caen facilmente los ingenuos de turno. Aqui lo que
realmente importa es centrarnos en nuestras multiples coincidencias y
empujar (casi) todos para el mismo lado. Sólo así podremos reubicar el
centro político que tanta falta le hace a nuestro querido PPD y no perdernos
en discusiones estériles que siguen sirviendo a aquellos que hoy continúan
mal-manejando al partido, a pesar que fueron ellos, por complicidades y
omisiones, los que han dejado el actual desastre moral y etico en que
estmamos envueltos. Estos mismos que hoy buscan con renovado afan salvar a
los arquitectos de nuestra actual imagen pública, pues "son los tribunales
del país los que deben pronunciarse al respecto" Como si la Política (con p
mayúscula) del PPD se decidiera en La Corte Suprema de Justicia y no en el
corazón de cada militante comprometido con lo mejor de nosotros mismos.
Finalmente, y lo digo a manera de corolario, no podemos perder de vista que
hoy (y quizá hasta cuando...) La Concertación está perdiendo frente a la
derecha para el 2010. Esa realidad aún incipiente, será casi irrevertible
de aqui a un año más, por lo que el tiempo va en contra de nosotros mismos.
Nuestras falencias morales y gerenciales nos costarán caro en las
municipales y en las nacionales. Y una vez instalada la derecha en La
Moneda, ya verán ustedes muchas lagrimas de cocodrilo rodar por ahí.
Para evtar eso hacen falta muchas cosas, quizá la más importante de ellas,
incluso más importante que rescatar hoy al PPD, es rescatar a la Michelle de
esa banda de pelotudos que la rodean en el Palacio de Gobierno y que están
empeñados de hacer de ella algo que no es. Esos "Asesores" que no la dejan
ver al país real y a la gente real que la necesita y la queire a su lado.
Permitan ponerlo de esta manera, estimados amigos: si rescatamos a La
Michelle de las garras de los burocratas de oficio, rescataremos a La
Concertación del letargo y la soberbia que hoy la corrompe, y con ello
también estaremos rescatando a nuestro amado PPD ... y a Chile de un nefasto
gobierno de la Derecha
El Consejo Nacional viene... y tal como yo lo veo desde mi modesta posición
de militante de base, todo está listo para que el circo no defraude a la
galería. Pero que nadie olvide que el rescate del PPD comienza al día
siguiente de dicho Consejo... desgraciadamente, ni un día ante.
Fraternalmente
Juan Carlos Vegas
Miembro de la SRI. del PPD
Miembro del Comunal Providencia
Por supuesto que somos de izquierda...la izquierda después del socialismo.
Alejandro Führer
SI DESDE EL ALMA, EL PENSAMIENTO Y LA ACCION (no se si sirve, ,pero hasta
tengo dos hijos zurdos)jajaja
CARIÑOS SE PATY
No soy militante PPD pero me parece muy interesante que se abran espacios de covnersación-discusión como estos. Alguien más arriba insinuaba que esto es perder el tiempo en discusiones estériles. No lo creo así (bueno, al no ser militante tal vez sea fácil decirlo...)
Tampoco estoy de acuerdo con todos los términos del artículo de Emir Sader, pero son provocadores y eso eso ya es bueno, pues hace pensar un poco más allá de la coyuntura específica dle momento.
Yo opino primero que ser de izquierda en gran medida tiene que ver con querer ser de izquierda. Y digo además que una de la grandes labores políticas de quienes quieren ser de izquierda debiera ser intentar "poner la izquierda en el centro" y no mantenerla eternamente en los bordes del sistema.
Entocnes las preguntas claves para el PPD yo diría que son: 1. ¿Quiere realmente el PPD ser un partido de izquierda?, 2. Si es así, ¿Está haciendo lo correcto para poner a la izquierda en el centro de la política nacional? No me qudan claras ambas respuestas.
Saludos y gracias Valeria, por tu comenario y por este espacio, Pablo.
Según el ABC doctrinario del PPD, es un partido progresista. No se declara como un partido de izquierda.
El problema es que no existen partidos que se declaren retrógrados, incluso los de derecha y ultra derecha se declaran progresistas.
(II.Nuestros principios fundacionales. 7-8)
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