AMIG@S DEL PUEBLO PPD !!!
RAFAEL GUMUCIO
NOS ENVÍA UNA CRÓNICA...
Historia de mujeres rebeldes
Cuentan los cronistas que la primera mujer española, que anduvo por nuestras tierras, fue la novelesca Inés de Suárez: era una mujer humilde, costurera, en Palencia, se casó con Juan de Málaga y, como era costumbre en la época, se escapó a América. Inés, que era de armas tomar, vino a buscarlo al nuevo continente, pero lo encontró muerto, en Perú. No se sabe cómo se fue enamorando de ese astuto conquistador que era Pedro de Valdivia, y lo siguió hasta el lejano Chile. Inés de Suárez sobresalió por su valentía y don de mando cuando ocurrió el incendio de Santiago, a raíz del asalto dirigido por Michimalonco, un 11 de septiembre de 1541 (no sé por qué casualidad algunos 11 de septiembre tienden a ser fatídicos). Doña Inés se dedicó, ese día, a cortar cabezas de caciques indígenas, con el consecuente pánico de los asaltantes. Don Pedro de Valdivia estaba casado, en España, con doña Marina Ortiz de Gaete, quien pidió al virrey don Pedro de la Casca que obligara a Valdivia a respetar los sagrados derechos del matrimonio: nada de bigamia, (como la practicaban los moros); obligado don Pedro de Valdivia, que era un personaje renacentista un poco maquiavélico, casó a doña Inés con su más fiel asistente, Rodrigo de Quiroga. .
Mucho se ha hablado de doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala, cuyos antepasados eran la cacique de Talagante, casada con el alemán Bartolomé Flores; doña Catalina era una mezcla de mapuche y germano. Nuestros tatarabuelos del siglo XVII eran muy peladores y peleadores: el obispo peroraba contra el gobernador y los sacerdotes, pertenecientes a distintas Órdenes, asaltaban los conventos de sus rivales. Este fue el ambiente en que se desarrolló la vida de la Quintrala, a quien se le acusaba de los peores crímenes: de haber dado a su padre enfermo un pollo envenenado, de ofrecer al gobernador, Alonso de Rivera, una rica sopa con estricnina, de tener pacto con el diablo, de asesinar a latigazos a sus trabajadores y de otros cuantos delitos que quedaron impunes por la lentitud de la Real Audiencia. Según Joaquín Edwards Bello, la Quintrala era gorda, chicoca y fea, la pobre no tenía nada de lascivia. Se casó con el personaje más aburrido de la comarca de la Ligua, el señor Campo Frío, su nombre lo indica todo. Catalina terminó convertida en una beata de tomo y lomo, arrepentida de todas las supuestas fechorías; por lo demás, lo curas la amaban a tal grado que la escondieron en el convento cuando era perseguida por el gobernador Rivera, por el asunto de la sopa envenenada. Antes de morir Catalina, poseedora de las extensas tierras de La Ligua y Loncomilla, dejó en su testamento $20.000 de la época para que se celebraran veinte mil misas para salvarse el purgatorio y llegar directamente al cielo.
De la monja alférez, Catalina de Erauso, no escribiré porque me cargan los militares, así sean mujeres, sobre todo por la famosa Juana de Arco, santa predilecta de los fascistas franceses, que hizo puras tonteras suatentándose en las voces “del más allá”.
Doña Javiera Carrera era la verdadera jefa del clan Carrera Verdugo: manejaba con el dedo meñique a sus hermanos José Miguel, Juan José y Luis. Javiera siempre odió a O´Higgins y a la logia lautarina a causa del fusilamiento de Juan José y Luis, en Mendoza, y José Miguel, en Buenos Aires, en 1821. Doña Javiera terminó sus años calva, enfermedad ocasionada por la desesperación, a raíz de la muerte de sus hermanos, en el fundo El Monte, en 1862, a los 82 años de edad.
Mujeres rebeldes del siglo XX
Belén de Sárraga era una anarquista y librepensadora española, pero nacida en Puerto Rico. Recorrió América Latina ejerciendo su apostolado feminista y ácrata; era una mujer de especial belleza sefardita, según el escritor José Santos González Vera. Cuando visitó Chile, en 1913, revolucionó a los jóvenes radicales, liberales, socialistas y anarquistas. Los pechoños y los curas la odiaban: “era una divorciada, disoluta y, para más remate, atea”, decían los conservadores. El líder obrero Luis Emilio Recabarren la invitó a visitar las salitreras y como consecuencia de sus conferencias, se formaron en el norte los centros de mujeres librepensadoras Belén de Sárraga.
Teresa Wills Montt fue la Femme fatale del siglo XX. Se casó con Gustavo Balmaceda, pero se enamoró del primo de su marido, el calavera Vicente Balmaceda. Su esposo la encerró en un convento del cual escapó, ayudada por el poeta Vicente Huidobro. Si Teresa hubiese sido hombre, habría sido reconocida, en su época, como una gran poetisa, pero era mujer y rebelde. Teresa fue modelo del gran pintor Romero de Torres. Si adicción a la droga terminó consumiéndola y murió en un triste hospital de Paris.
Otra mujer irreverente era Inés Echeverría de Larraín, “Iris”: se atrevió a criticar a su clase social y a entusiasmarse con los líderes avanzados de su época, entre quienes se contaba a Eliodoro Yánez y Arturo Alessandri Palma. Iris vivió el drama del asesinato de su hija Rebeca, en manos del aristócrata Roberto Barleló Lira. Gracias al empeño de doña Inés, que apeló a su amigo, Arturo Alessandri, Barceló fue el primer oligarca fusilado por parricidio. Como dato curioso, quien lo acompañó en sus últimos minutos fue al padre Alberto Hurtado.
Nuestra insigne poeta, Gabriela Mistral, fue una mujer muy incomprendida por los chilenos de su época. Nunca ha sido fácil ser provinciana, pobre e hija de padre ausente y dicharachero. Con razón decía Gabriela, cuando la invitaban a Chile, que ella no vendría, pues al comienzo la llamarían “divina Gabriela”, luego, “Gabriela” y, por último, “cuándo se irá esta vieja de mierda”. Jamás los curas quisieron darle el título de profesora primaria. Era socialista, era hereje (decía “con Dios me comunico directamente, no necesito intermediarios”). Gabriela se enamoró, ardientemente, del poeta Manuel Magallanes, sus cartas eran enternecedoras, desgarradoras... Según el escritor Volodia Teitelboin, Gabriela le escribía a Manuel que “cada día se parecía más a Cristo”. Ella se negó a entregarse a él carnalmente, como se lo solicitaba, y la relación se quebró. Según Matilde Ladrón de Guevara, Gabriela había sido violada, cuando niña, y por eso le tenía horror a las relaciones carnales. Varios especialistas en la poeta de Vicuña sostienen, sin embargo, que el joven suicida “Yin-Yin” era fruto de sus entrañas. Gabriela Mistral es la más mestiza y la más latinoamericanista de nuestros poetas. Admiraba a José Martí, se comprometió, a través de su pluma, con “el pequeño ejército rojo”, de Julio César Sandino; muy joven fue invitada por Vasconcelos para que participara en la reforma educacional de la Revolución mexicana.
No podría dejar hasta aquí la historia de estas mujeres rebeldes, sin mencionar a las instituciones populares femeninas, que se organizaban en mutuales, sociedad de resistencia anarquista Centro Belén de Sárraga; cómo no relatar las famosas huelgas de la vianda, durante las cuales las mujeres se negaban a cocinar a sus maridos para obligarlos a luchar por la justicia social; cómo olvidar a las mujeres que murieron en las grandes masacres del siglo XX; cómo no mencionar a las mujeres de detenidos desaparecidos, las presas políticas, en las cárceles de los trogloditas gorilas latinoamericanos; cómo no resaltar la fuerza de vida y esperanza de tantas mujeres luchadoras desde las más variadas ámbitos: social, político, económico, artístico y literario.
Rafael Luis Gumucio Rivas
RAFAEL GUMUCIO
NOS ENVÍA UNA CRÓNICA...
Historia de mujeres rebeldes
Cuentan los cronistas que la primera mujer española, que anduvo por nuestras tierras, fue la novelesca Inés de Suárez: era una mujer humilde, costurera, en Palencia, se casó con Juan de Málaga y, como era costumbre en la época, se escapó a América. Inés, que era de armas tomar, vino a buscarlo al nuevo continente, pero lo encontró muerto, en Perú. No se sabe cómo se fue enamorando de ese astuto conquistador que era Pedro de Valdivia, y lo siguió hasta el lejano Chile. Inés de Suárez sobresalió por su valentía y don de mando cuando ocurrió el incendio de Santiago, a raíz del asalto dirigido por Michimalonco, un 11 de septiembre de 1541 (no sé por qué casualidad algunos 11 de septiembre tienden a ser fatídicos). Doña Inés se dedicó, ese día, a cortar cabezas de caciques indígenas, con el consecuente pánico de los asaltantes. Don Pedro de Valdivia estaba casado, en España, con doña Marina Ortiz de Gaete, quien pidió al virrey don Pedro de la Casca que obligara a Valdivia a respetar los sagrados derechos del matrimonio: nada de bigamia, (como la practicaban los moros); obligado don Pedro de Valdivia, que era un personaje renacentista un poco maquiavélico, casó a doña Inés con su más fiel asistente, Rodrigo de Quiroga. .
Mucho se ha hablado de doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, la Quintrala, cuyos antepasados eran la cacique de Talagante, casada con el alemán Bartolomé Flores; doña Catalina era una mezcla de mapuche y germano. Nuestros tatarabuelos del siglo XVII eran muy peladores y peleadores: el obispo peroraba contra el gobernador y los sacerdotes, pertenecientes a distintas Órdenes, asaltaban los conventos de sus rivales. Este fue el ambiente en que se desarrolló la vida de la Quintrala, a quien se le acusaba de los peores crímenes: de haber dado a su padre enfermo un pollo envenenado, de ofrecer al gobernador, Alonso de Rivera, una rica sopa con estricnina, de tener pacto con el diablo, de asesinar a latigazos a sus trabajadores y de otros cuantos delitos que quedaron impunes por la lentitud de la Real Audiencia. Según Joaquín Edwards Bello, la Quintrala era gorda, chicoca y fea, la pobre no tenía nada de lascivia. Se casó con el personaje más aburrido de la comarca de la Ligua, el señor Campo Frío, su nombre lo indica todo. Catalina terminó convertida en una beata de tomo y lomo, arrepentida de todas las supuestas fechorías; por lo demás, lo curas la amaban a tal grado que la escondieron en el convento cuando era perseguida por el gobernador Rivera, por el asunto de la sopa envenenada. Antes de morir Catalina, poseedora de las extensas tierras de La Ligua y Loncomilla, dejó en su testamento $20.000 de la época para que se celebraran veinte mil misas para salvarse el purgatorio y llegar directamente al cielo.
De la monja alférez, Catalina de Erauso, no escribiré porque me cargan los militares, así sean mujeres, sobre todo por la famosa Juana de Arco, santa predilecta de los fascistas franceses, que hizo puras tonteras suatentándose en las voces “del más allá”.
Doña Javiera Carrera era la verdadera jefa del clan Carrera Verdugo: manejaba con el dedo meñique a sus hermanos José Miguel, Juan José y Luis. Javiera siempre odió a O´Higgins y a la logia lautarina a causa del fusilamiento de Juan José y Luis, en Mendoza, y José Miguel, en Buenos Aires, en 1821. Doña Javiera terminó sus años calva, enfermedad ocasionada por la desesperación, a raíz de la muerte de sus hermanos, en el fundo El Monte, en 1862, a los 82 años de edad.
Mujeres rebeldes del siglo XX
Belén de Sárraga era una anarquista y librepensadora española, pero nacida en Puerto Rico. Recorrió América Latina ejerciendo su apostolado feminista y ácrata; era una mujer de especial belleza sefardita, según el escritor José Santos González Vera. Cuando visitó Chile, en 1913, revolucionó a los jóvenes radicales, liberales, socialistas y anarquistas. Los pechoños y los curas la odiaban: “era una divorciada, disoluta y, para más remate, atea”, decían los conservadores. El líder obrero Luis Emilio Recabarren la invitó a visitar las salitreras y como consecuencia de sus conferencias, se formaron en el norte los centros de mujeres librepensadoras Belén de Sárraga.
Teresa Wills Montt fue la Femme fatale del siglo XX. Se casó con Gustavo Balmaceda, pero se enamoró del primo de su marido, el calavera Vicente Balmaceda. Su esposo la encerró en un convento del cual escapó, ayudada por el poeta Vicente Huidobro. Si Teresa hubiese sido hombre, habría sido reconocida, en su época, como una gran poetisa, pero era mujer y rebelde. Teresa fue modelo del gran pintor Romero de Torres. Si adicción a la droga terminó consumiéndola y murió en un triste hospital de Paris.
Otra mujer irreverente era Inés Echeverría de Larraín, “Iris”: se atrevió a criticar a su clase social y a entusiasmarse con los líderes avanzados de su época, entre quienes se contaba a Eliodoro Yánez y Arturo Alessandri Palma. Iris vivió el drama del asesinato de su hija Rebeca, en manos del aristócrata Roberto Barleló Lira. Gracias al empeño de doña Inés, que apeló a su amigo, Arturo Alessandri, Barceló fue el primer oligarca fusilado por parricidio. Como dato curioso, quien lo acompañó en sus últimos minutos fue al padre Alberto Hurtado.
Nuestra insigne poeta, Gabriela Mistral, fue una mujer muy incomprendida por los chilenos de su época. Nunca ha sido fácil ser provinciana, pobre e hija de padre ausente y dicharachero. Con razón decía Gabriela, cuando la invitaban a Chile, que ella no vendría, pues al comienzo la llamarían “divina Gabriela”, luego, “Gabriela” y, por último, “cuándo se irá esta vieja de mierda”. Jamás los curas quisieron darle el título de profesora primaria. Era socialista, era hereje (decía “con Dios me comunico directamente, no necesito intermediarios”). Gabriela se enamoró, ardientemente, del poeta Manuel Magallanes, sus cartas eran enternecedoras, desgarradoras... Según el escritor Volodia Teitelboin, Gabriela le escribía a Manuel que “cada día se parecía más a Cristo”. Ella se negó a entregarse a él carnalmente, como se lo solicitaba, y la relación se quebró. Según Matilde Ladrón de Guevara, Gabriela había sido violada, cuando niña, y por eso le tenía horror a las relaciones carnales. Varios especialistas en la poeta de Vicuña sostienen, sin embargo, que el joven suicida “Yin-Yin” era fruto de sus entrañas. Gabriela Mistral es la más mestiza y la más latinoamericanista de nuestros poetas. Admiraba a José Martí, se comprometió, a través de su pluma, con “el pequeño ejército rojo”, de Julio César Sandino; muy joven fue invitada por Vasconcelos para que participara en la reforma educacional de la Revolución mexicana.
No podría dejar hasta aquí la historia de estas mujeres rebeldes, sin mencionar a las instituciones populares femeninas, que se organizaban en mutuales, sociedad de resistencia anarquista Centro Belén de Sárraga; cómo no relatar las famosas huelgas de la vianda, durante las cuales las mujeres se negaban a cocinar a sus maridos para obligarlos a luchar por la justicia social; cómo olvidar a las mujeres que murieron en las grandes masacres del siglo XX; cómo no mencionar a las mujeres de detenidos desaparecidos, las presas políticas, en las cárceles de los trogloditas gorilas latinoamericanos; cómo no resaltar la fuerza de vida y esperanza de tantas mujeres luchadoras desde las más variadas ámbitos: social, político, económico, artístico y literario.
Rafael Luis Gumucio Rivas
4 Comments:
Felicitaciones por este bello homenaje a las mujeres. Qué orgullo saber que siempre han destacado mujeres a pesar de la discriminación desde tiempos remotos... No comparto mucho el día de la mujer... me parece un poco machista, ya que no hay día del hombre... pero te deseo un feliz día de todas maneras (atrasado, ya que volví de unas largas vacaciones)y que todos los días del año sigamos ganando y ganando espacio en esta sociedad cada vez más tolerante.
Saludos!!!
monjita: eres una amor de luchadora, de política, de mujer.
http://www.elpais.com/
El País (España) - Madrid,Spain
TRIBUNA: MARTA LAMAS
Bachelet y su cambio político y cultural
MARTA LAMAS 09/03/2007
Hace un año, el 11 de marzo del 2006, Michelle Bachelet declaró, en su primer discurso como presidenta, que ese día marcaba el comienzo en Chile de un estilo de gobierno más dialogante y participativo. "Yo fui la candidata de los ciudadanos; ahora seré la presidenta de los ciudadanos". Bachelet alentó muchas expectativas, especialmente entre las mujeres. Divorciada, madre soltera, socialista y atea, representaba a amplios sectores de la población que no habían visto sus deseos y necesidades reflejados en la agenda gubernamental. Su gesto de nombrar un Gobierno paritario fue más eficaz que cualquier discurso feminista. Desde su condición de hija de militar leal a Allende, torturado y asesinado por Pinochet, se propuso ganar la confianza de Chile y restañar viejas heridas.
En su carta de navegación declaró: "Tenemos el compromiso de llegar al 2010 con un país más moderno, integrado, desarrollado y solidario, con una sociedad cohesionada, centrada en los ciudadanos". Las cuatro grandes transformaciones y cuatro áreas de trabajo que planteó son:
1. Reforma del sistema de previsión social para asegurar pensiones dignas y decentes.
2. Educación de calidad.
3. Innovación para el desarrollo.
4. Calidad de vida.
O sea, pretende lograr un Chile más seguro, más próspero, en el que se viva mejor y que esté más integrado.
Además de esas prioridades, Bachelet ha seguido desarrollando cambios muy profundos iniciados en las administraciones anteriores, como imprimir mayor solidaridad al sistema de salud, compromisos explícitos respecto de los derechos ciudadanos, la más importante reforma de la justicia de los últimos cien años, la transformación radical del sistema de transporte público de Santiago, que incluye un papel planificador clave del Estado para cuidar el medio ambiente incorporando una modernización tecnológica. Hay que destacar que son reformas que insertan la participación del sector privado bajo una dirección estatal, y que esbozan una alternativa al modelo neoliberal. Su gran desafío es traducir lineamientos presentes en esas reformas en el campo educativo.
Sin embargo, gobernar con un equipo nuevo, joven y paritario ha sido difícil. Bachelet ha tenido que encarar problemas heredados, además de asumir resbalones propios. En el plano social, el paro estudiantil de los jóvenes de 12 a 17 años, que concitó el apoyo de la mayoría de los chilenos, tiró a dos ministros, el del Interior y el de Educación; y recientemente la implementación del Transantiago ha provocado algunas molestias a usuarios reacios al cambio, originadas por las dificultades propias de un sistema inédito en proceso de ajuste.
Además, más allá de la imprescindible fiscalización que requiere toda democracia, la prensa le ha sido adversa. Concentrados en destacar y magnificar los errores que cualquier gestión gubernamental conlleva, los medios se han mostrado ciegos ante notables aciertos que auguran un avance indiscutible. En especial, han sido voceros de la iracunda Iglesia católica, escandalizada por medidas como la distribución entre adolescentes de la anticoncepción de emergencia. En el plano político, tal vez la mayor dificultad radica en el desgaste de la coalición gobernante, tanto por el tiempo de ejercicio del poder (con casos de corrupción), como porque al terminar un proceso de transición emergen nuevos temas.
Pese a ello, las encuestas le otorgan a su Gobierno una aprobación ciudadana de más del 50%, cifra que Frei no alcanzó en sus seis años de gobierno y que Lagos apenas logró al cuarto del suyo. Pero esas mismas encuestas registran que muchos consideran "débil" a Bachelet (59%) y un 48% piensa que ha actuado sin destreza ni habilidad frente a un 44% que piensa lo contrario. Esta información plantea la paradoja, como señaló Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, de una presidenta mal evaluada pero en la que la gente confía. Su estilo sencillo, tan alejado del autoritarismo inherente al puesto, ha sido interpretado como debilidad. Sin duda, tener a una mujer como ella dirigiendo el Gobierno implica un cambio cultural que, como todos los de su tipo, es muy lento.
A un año de su toma de posesión, la presidenta de Chile ha rebasado generosamente las expectativas que desató. Además, ha sorprendido con sus gestos simbólicos. Carlos Peña señaló que, al limitar las exequias de Pinochet al ámbito militar, Bachelet logró explícitamente que el recuerdo del dictador no ingresara al panteón cívico. Así, al negarle el funeral republicano de Estado, respetó la memoria colectiva.
Su gran acierto ha sido elegir el eje de la protección social para ampliar la modernización democrática en Chile. En menos de un año aumentó las pensiones bajas a 1.200.000 chilenos y garantizó la atención de salud a los más necesitados. Para este año, destinó dos de cada tres pesos del presupuesto a inversión y gasto social. Todas las personas enferman y todas van a envejecer, y al construir un sistema de protección social que dé a los chilenos y sus familias "la tranquilidad de saber que tendrán un trabajo digno y decente, que tendrán una vejez digna", Bachelet está sentando los cimientos de una sociedad más igualitaria y solidaria. Transformar el modelo de seguridad social es, en el fondo, transformar el Estado.
Bachelet está logrando, a su manera, lo que toda América Latina está exigiendo que se haga: mejorar la calidad de vida y cambiar el modo de hacer política. Esto es más que enterrar a las viejas mañas políticas; es darle oportunidad a quienes quieren hacer de la política el lugar de la soberanía y la solidaridad.
Marta Lamas es antropóloga mexicana y directora de la revista Debate Feminista
no te preocupes mujer con sombrero luego instalaremos nosotras las mujeres un "día del hombre"...........ve lo positivo al menos por un día ALGUNAS MUJERES NO ACEPTAN REGALOS TAN ESTUPIDOS COMO UNA COCINA O UNA ASPIRADORA.....ESE YA ES UN AVANCE EN ESTE PAIS INMENSAMENTE MACHISTA.
SOLANGE
PD:¿COMO TE LLAMAS MUJER CON SOMBRERO?
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