ATENCIÓN AMIG@S DEL PUEBLO PPD !!!
A PROPÓSITO DEL PRÓFUGO
ITURRIAGA NEUMANN,
HA LLEGADO UNA CRÓNICA...
De Leila Gebrim Kozac
Fuente: La nación.cl

Nosotros, el pueblo

No queremos más destrucción ni menos mala sangre para nuestros hijos y no va a ser un general, que manchó su honor, quien desde el anonimato nos hablara de justicia.

Hay que encontrar a esos descarados que se suponen por sobre la ley. La justicia es como la pureza de una nación: una vez perdida todo está perdido. No podemos ignorarlo. Menos aún podemos permitir que ella sea ensuciada y sea arrastrada al placer de algunos. Basta con lo que sufrimos cuando no teníamos voz, cuando la fuerza se impuso y nos transformó en un país de almas en pena.

Cuántos perdieron sus vidas en vano, sólo porque algunos magistrados no tenían valor o no podían tenerlo para llegar a la convicción de que eran verdad esos miles de recursos de amparo. Nos guste o no, mientras no se esclarezcan las violaciones de los derechos humanos de civiles y -por qué no- de algunos militares, nuestro país no se sanará. Hay que encarcelar, juzgar, condenar y después -si es posible- perdonar. Chile no es un país sin memoria, sino uno cansado de desilusionarse. Y no sólo con la dictadura, también con esta democracia que logramos nosotros, el pueblo. Y por eso, como pueblo, tenemos derecho a la justicia.

No me vengan con que fueron los políticos, las grandes potencias o los militares los que nos dieron nuestra anhelada libertad. Fuimos nosotros ayudados por lo demás. Acuérdense que fuimos nosotros: los hombres, mujeres, jóvenes y niños de este país que amo tanto. Nosotros quienes, tímidamente, nos fuimos cansando de las mentiras, de los abusos, de los empleos mínimos, de las redadas en las poblaciones indefensas, de los amigos o conocidos que desaparecían, del miedo que se colaba por las paredes, penetraba en nuestros huesos y amenazaba con matarnos. Lo sacudimos, primero con las ollas, después con la rebeldía, las concentraciones, los periodistas que arriesgaron y dieron sus vidas o su libertad para decir la verdad que sucedía en los sótanos al lado de nuestros hogares.

Fuimos nosotros los que, recordando “que o la tumba serás de los libres / o el asilo contra la opresión”, atemorizamos al dictador e hicimos pensar a muchos de sus seguidores, que hicimos que los valientes soldados se cansaran de ser cómplices, obligados por la ley de la obediencia. Fuimos nosotros. Somos los mismos que ahora luchamos contra la desigualdad, por colegios hospitales y sueldos decentes, y que aguardamos con una paciencia infinita que nos solucionen el Transantiago, los problemas de vivienda y de deudas, que levantamos, mantenemos y sostenemos el país. Que no se equivoquen con nosotros.

Nosotros, el pueblo chileno, no queremos más destrucción ni mala memoria ni menos mala sangre para nuestros hijos y no va a ser un general, que manchó su honor asesinando a mansalva, quien desde el anonimato nos hablara de justicia y menos aún el que nos dirá qué tipo de justicia él se merece. Luchamos para vivir en democracia, pagamos el costo de nuestras opciones. Nos equivocamos o acertamos, pero somos nosotros -con nuestra dignidad, civilidad y votos- quienes garantizamos la libertad y el honor del país. No somos rehenes de nadie, sólo aceptamos lo que nos dicta nuestra conciencia y exigimos que los criminales paguen por sus crímenes en la cárcel, como dictamina la justicia.


Leila Gebrim Kozac,
leilageb@yahoo.com.br